jueves, 20 de diciembre de 2012

Cap. 112°: "Te extrañé tanto"


Tumblr_m8f2jyxxmg1rd2hijo1_500_large

—Mira quién viene… —susurró Alyssa.

—¿Quién? —pregunté haciendo un gesto.


Ximena me miró con la misma cara que me ve siempre que digo o hago algo de una forma a la que yo llamo imprudente, pero ella prefiere insultarme y decirme “retrasada”.


Apenas me di la vuelta, lo vi. Estaba tan perfecto, ¡después de mucho tiempo lo miraba! Ya habían algunas cosas que me había olvidado acerca de él, pero ahora estaba acá nuevamente…  o bueno, mejor dicho: yo estaba ahí nuevamente…

—¡________(tu nombre)! —exclamó Alex y me abrazó. Sé que sonará cursi, pero era uno de esos abrazos de “te extrañaba tanto”.
—¡Aleeeeeeeex! —grité y no pude evitar sonreír.

Admito que antes de irme a Atlanta, él me atraía, no sé si me gustaba, pero me atraía. Y ahora estaba mucho mejor que antes, me atrajo más en este segundo que en todos los años que lo conocía. Fue como que ¡booom! Todo el golpe. Sentí varias cosas, la emoción era única en ese momento.

Mis amigas comenzaron a decir “¡wuu!”, al igual que unos chicos que pasaron, aunque bueno, también eran mis amigos, pero decidí ignorarlo.

—Te extrañé —me susurró a la oreja Alex.
—Yo también —le contesté con una sonrisa de oreja a oreja—, parece que hubieran pasado años desde la última vez que nos vimos.
—Sí… —dijo él—, estás hermosa. Atlanta te ha caído demasiado bien.
—Quieres decir… —hice una pequeña pausa— ¿qué antes eran fea?
—Siempre has sido hermosa —dijo él—, pero hoy día estás diferente. Realmente bella.
—Está bien —dije con una carcajada.
—¿Quieres conversar o prefieres bailar? —me preguntó Alex.
—Bueno… la noche es joven, aún tenemos para rato… así que si deseas me acompañas a tomar algo mientras conversamos —le dije—, ¿te parece?
—Está bien —me dijo sonriendo.

Fuimos los dos caminando, pero lentamente hacia la barra donde estaban las bebidas. Había muchas personas, por lo tanto, era difícil caminar entre todos y de esa manera disimulaba mis ganas de demorarme en llegar para estar hablando más tiempo con él.

—¿Y qué ha sido de ti? —le pregunté—. Hace demasiado tiempo que no sabía nada de ti.
—¡Porque me olvidaste! —exclamó él.
—No fue así —le dije—, tú me dijiste que ibas a viajar a las Bahamas, pero luego me dijiste que te ibas a mudar o algo así y de ahí no volví a saber de ti.
—Porque te hablaba y no me contestabas.
—¡Sólo fue una vez! —exclamé— y jamás me volviste a hablar y realmente tampoco me di cuenta.
—¡Gracias, ah! —me dijo—, me hiciste sentir mejor.
—Es que es verdad —sonreí—, pero ahora estamos cara a cara y me voy a quedar unas cuantas semanas, así que supongo que tendremos tiempo.
—Pero luego te irás y harás como si yo no existiera.
—No, no lo haré —reí—, pero bueno, dime, ¿te vas a mudar o no?
—No, ya no. A mi papá le ofrecieron ascenderlo acá y pagarle más, así que prefirió quedarse.
—¡Oh! —exclamé—, que bien.
—Sí, pero bueno…

Cuando llegamos a la barra, realmente me daba igual que tomar, pero cualquier cosa estaría bien, pues realmente me moría de sed.

—¿Qué quieres tomar? —me preguntó Alex.
—Cualquier cosa —le dije—, ¡me muero de sed!
—Está bien.

Él se acercó, pidió y luego volvió hacia mí. Yo estaba sentada en uno de los asientos de la barra.

—Ya bueno —me dijo él—, y ahora tú cuéntame algo de ti.
—Mmm… no sé —dije—, ¿cómo qué?
—No sé, de hecho y han pasado muchas cosas en estos meses.
—Mmm… sí.
—¿Y sigues con Christian? —me preguntó al ver que no decía nada.
—¿Y tú como sabes que yo estaba con él? —le pregunté al instante.
—Porque tú me dijiste y Ximena y ellas me lo confirmaron.
—¡Oh! —exclamé—, verdad.
—Ya bueno, ¿cómo van?
—Ya no estamos —le dije.
—¿Por qué? —me preguntó algo preocupado.
—Realmente es algo de lo que no quiero hablar y prefiero olvidar —le dije sonriendo un poco desganada.
—Oh, no te preocupes —hice una pausa— más bien, perdón por preguntar.
—No tienes por qué pedir perdón.
 —Bueno está bien…

Hubo un silencio incómodo después de esa pregunta, realmente no sabía que decir para evitar pasar un rato más incómodos, aunque bueno, él tampoco intentaba. Dudo demasiado que nos fuéramos a quedar todo este rato, yo sentada y él parado sin decir nada y mirando al vacío.

—Acá tiene —le dijo uno de los chicos que estaban en la barra a Alex.
—Gracias —agradeció recogiendo las dos bebidas.

Las dos eran iguales, pero eran raras. Tenían 3 colores: Rojo, verde y amarillo. Todos en ese orden, así que probé.

—¿Qué es? —le pregunté.
—No sé —respondió.

Él probó y yo hice lo mismo. Estaba fuerte, supuse que era vodka con algo más.

—Vodka —respondimos los dos en unísono.
—¡Ay! —reí—, está un poco fuerte.
—No tanto —me dijo él.
—Bueno…

No pensaba acabármelo todo en ese preciso momento y tampoco mi intención era tomarme todo el vaso de un solo golpe, pero podríamos conversar mientras tanto.

—¿Y cómo está tu mamá? —me preguntó él.
—Bien —contesté—… ¡oh verdad! Ya sé que contarte.
—¿Qué cosa? —sonrió él.
—Bueno, mi mamá está embarazada —le dije.
—¿De verdad? —me preguntó sorprendido.
—Sí, de verdad.
—¿Cuántos meses tiene?
—Menos de dos supongo, no recuerdo si me dijo o no.
—Entonces tampoco saben si es hombre o mujer.
—Muchoo menos, ¡pavo!
—¡Ay! Perdón pues —dijo riendo.
—¡Qué sonso eres! 

—No —rió— sonsa tú.
—Nunca —sonreí.
—Te extrañé tanto... —me dijo casi en un suspiro.  
Sólo sentí como mi cuerpo se estremeció, pero lo supe disimular con una sonrisa un poco fingida.

—¡Aww! —exclamé yo.
—Se sentía tu ausencia —me dijo Alex.


Yo sólo sonreí, no sabía que decirle. No encontraba ninguna manera de responder a ese comentario, pero fue bonito sentir que alguien se acordaba de ti y te decía esas cosas. Y más si era él.

Tomé otro sorbo de eso que tenía en mi vaso, aunque ni siquiera sabía con exactitud que era, pero no sabía mal y aparte de eso me ayudaba a aparentar.

Yo también extraño mucho todo —dije finalmente cuando se me ocurrió que decir.
Me imagino —dijo él sonriendo y tomando un sorbo de la bebida.
Mjm —pronuncié y sonreí.

Sólo nos miramos un rato, aunque parecía una eternidad y estaba sintiendo algunas cosas dentro mío, lo cuál con todas mis fuerzas trataba de evitar porque una de las razones por las cuáles estaba feliz de volver aquí era porque quería olvidar todas estas sensaciones tan estúpidas que había sentido durante el tiempo que estuve en Atlanta, sencillamente no estaba preparada, pero nadie elige que sentir ni cuándo ni por quién, aunque con toda la sinceridad del mundo creo que debería de ser así.

—¿Vamos a bailar? —me preguntó él parándose del asiento.
—Ya —acepté y me paré junto a él.  

Fuimos cerca de donde yo había estado antes con mis amigas. Miré alrededor y vi que todos estaban bailando y tomando, parecía que realmente la estaban pasando bien y me alegré. Traté de sentirme un poco más cómoda para bailar con él, pues como ya he dicho algunas veces, no era muy buena bailando… mejor dicho ¡PÉSIMA!, nunca había sido buena para esto, era demasiado inútil por así decirlo y me daba vergüenza, debía de admitirlo.

—¿Qué pasa? —me preguntó.
—Nada —sonreí— ¿por qé?
—Porque cada dos segundos estás que te agarras el cabello —me dijo él con una sonrisa y soltando una carcajada.
—No —sonreí un poco nerviosa.
—Sí. 

Sentí como toda la cara se me ponía caliente, seguramente estaba roja como un tomate.

—¿Estás bien? —me preguntó, seguramente al darse cuenta de lo roja que estaba.
—Sí —respondí—, ¿por qué no lo estaría? 
—No lo sé, dime tu —sonrió pícaramente. 
—Mmm... creo que no habría motivo —dije y tomé un sorbo de vodka.
—Si tú lo dices... 

Ignoré su comentario y continué "bailando" con él, pero ahora sólo esperaba a que alguien me sacara de ahí porque no me sentía cómoda. Busqué con la mirada a alguna de mis amigas, pero no las encontraba. Ahora es cuando pensaba: "¡¿DÓNDE MIERDA ESTÁN?!".

En Atlanta…

(Con respecto a la diferencia de horario, va a ser la misma hora en _______(tu país) y en Atlanta).

Narra Justin:

Sé que debería de estar haciendo otras cosas que probablemente sean “más importantes”, pero, realmente no me la puedo sacar de la cabeza. La extraño mucho, aunque la haya visto horas atrás, casi un día. Si así es el primer día… ni siquiera me quiero imaginar el resto.

—Justin, te han venido a buscar —escuché la voz de mi mamá entrando a mi habitación.
—¿Quiénes? —pregunté—… no tengo ganas de nada.
—¿Cómo que no tienes ganas de nada? —escuché la voz de Chaz.
—¿Ni siquiera para tus amigos? —dijo Ryan, justo cuando volteé a ver quiénes estaban ahí.
—Los dejo —sonrió mi mamá.

Dicho eso, se fue de la habitación y entraron Chaz y Ryan a mi habitación y se sentaron en mi cama, a mi costado.

—¿Qué pasa? —les pregunté un poco extrañado ya que hace mucho tiempo que no venían a mi casa de una manera algo “inoportuna” o bueno, sin avisar.
—Nada —dijo Ryan—, ¿a ti qué te pasa?
—Nada.
—¿Seguro? —cuestionó Ryan.
—Sí, ¿por qué?
—Porque es un poco raro ver a Justin Bieber un viernes en su casa aburrido sin que su agenda tan ajustada lo tenga en otro lugar —intervino Chaz.
—Es mi fin de semana libre —le comenté.
—O bueno, al menos que no haya salido con una de las millones de chicas que se mueren por él, o sus “amiguitas” —dijo nuevamente Chaz haciendo comillas en el aire— o en una fiesta con sus amigos famosos.
—No hables así —le dije— cualquiera que te escuche va a pensar que ando de fiesta en fiesta o con chicas todos los fines de semana y jamás tengo tiempo para mis amigos.
—Es que… es así —dijeron Chaz y Ryan a la vez.
—¡Cállense! —exclamé riendo— y que raro que ustedes tengan tiempo de venir a mi casa en vez de estar en una fiesta o tomando o tratando de “hacerla” con una chica.
—Mmm… tú sabes Justin, no hay presupuesto —dijo Ryan.
—Sí, tú sabes que los precios han subido por esto de la crisis —complementó Chaz.
—¡Aaay! —comencé a reír.

Al menos tener su compañía me hacía sentir mejor por un momento, pero no me podía quitar completamente de la cabeza a ________(tu nombre) y el último beso que nos dimos.

—Ya bueno, hay una fiesta con algunos amigos que conoces —dijo Ryan—, ¿qué dices?
—No tengo ganas de hacer nada —dije.
—¡Ay! Por favor, no molestes. Ni siquiera Paz es así —dijo Ryan.
—Porque Paz ¡jamás dirá que no a una fiesta! —dijimos Chaz y yo en unísono.
—¡Yaaaaaaaa! —dijo Ryan— está bien, pero no estamos hablando de eso… sino de que tú vayas a una fiesta co nosotros y dejes de estar así, peor que una chica que vio a su novio con otra.
—Pero es que no tengo ganas de nada, de verdad.
—Nunca has estado así, tú nunca has dicho que no algo —dijo Chaz—, ¿qué te pasa?
—¿Es por _______(tu nombre), verdad? —dijo Ryan.

No contesté.

—Lo es —confirmó él solo después de mi silencio.
—¿_________(tu nombre)? —cuestionó Chaz—, ¡¿QUÉ HABLAAAAS?!
—Cállate Chaz —dije yo.
—Pero ella acaba de terminar con Christian.
—¿Y qué tiene? —respondió Ryan.
—Tenías que hablar tú… —dijo Chaz.
—Pero es que… qué tiene que haya terminado con Christian, peor sería que siguieran y ella esté en algo con Justin, ¿no crees?
—Tienes razón —terminó de entender Chaz.
—Ya, no hablen de eso.
—Mira, vamos, no es una pregunta sino una orden, así que, ¿qué esperas? ¡Vamos!

Ryan y Chaz se pararon y fueron hasta la puerta, esperando que yo me parara, pero seguía tirado en mi cama.

—¿No te vas a parar? —preguntó Ryan.
—No, ya dije que no quiero hacer nada.
—Está bien, quería hacerlo por las buenas —me dijo él.

Los dos vinieron hacia mí y me cargaron. Ryan me agarraba de los brazos y Chaz de las piernas. Por un momento, pensé que me iban a matar y tuve esa sensación cuando me bajaron por las escaleras.

—¿Qué pasa? —preguntó mi mamá riéndose al verme de esa manera.
—Nada tía —sonrió Ryan—, sólo queremos llevarlo a una fiesta para que salga y se distraiga.
—Pero mi mamá no me ha dado permiso —sonreí victoriosamente por un momento.
—Hijo, claro que tienes permiso —sonrió ella— sal, distráete, te haría bien.
—Entonces no hay ningún inconveniente Justin —dijo Chaz.
—Al parecer —concluyó Ryan.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Chicas, ¿cómo están? Espero que bien, sé que recién les escribo después de mucho tiempo. Ya estoy libre finalmente, aunque estuve haciendo unos regalos para Navidad, aunque no hay excusa, trataré de subirles un capítulo mañana, ¿está bien? Y bueno, si mañana se acaba el mundo recuerden que las quiero mucho, ¿ya? Jijiji.

Las quiero chicas, cuídense<3 nbsp="nbsp" span="span">

Valeee :) 

  

jueves, 6 de diciembre de 2012

Cap. 111°: ¡Sorpresaaaa!

Tumblr_mbyw3dee9x1rd6fwno1_500_large

—¿Por qué? ¿Qué te hice? Todo estaba tan perfecto… —terminó la oración sin ánimos y con nostalgia.
—Porque no me quería sentir culpable cuando hiciera algo. No quería tener el remordimiento todo el día en mi cabeza… ¡entiende!
—¿Cuándo hicieras algo? —cuestionó torpemente.
—Sí —respondí casi en un susurro.
—¿Qué hiciste? —preguntó él como si no sintiera absolutamente nada en ese momento.
—Nada.
—Pero acabas de confirmarme que sí hiciste algo.
—No es de tu incumbencia —dije.
—Pues, claro que es de mi incumbencia, finalmente era conmigo con quién estabas jugando según lo que parece —me recriminó, pero con mucha calma, parecía que no le importaba.
—No hice nada —dije tratando de hacerme la loca, pues ahora me daba cuenta que lo otro lo había dicho porque sí, por tonta.
—Acabas de decirlo —sentenció.
—No quiero decirlo, no quiero. No me insistas. Déjame en paz.

Entré en la desesperación, no quería decirle nada. No quería abrir la boca para decir algo de lo que luego me arrepentiría, pero aunque ya lo hice, él ya sabía que había hecho algo, pero el problema es que no quería que sepa qué.

—Ya, Ok. No me lo digas.
—Sólo quiero que sepas que te quiero y de que haya hecho lo que haya hecho, no significa nada, pues no estamos. Tú me dijiste que quería que disfrute…
—Sí sé lo que dije —dijo él interrumpiéndome.

Me levanté y miré el reloj, eran las 4 de la tarde, pero yo pensaba seguir durmiendo hasta que me vinieran a despertar, supongo que en un par de horas más. Pero bueno, cada vez estos sueños eran más raros, eran sencillamente raros, el problema es que no recordaba la cara, pero pude distinguir mejor la voz: parecía Justin o tal vez era Christian, no lo sé, tenía la voz de Justin, pero tenía la forma de hablar de Christian, lo cual me confundía, sólo sé que era el mismo chico del anterior sueño.

También me acordé en este preciso momento que no le avisé nada a Justin y tampoco contesté su mensaje, probablemente piensa que he muerto o cosas así. Le hablaré más tarde, cuando alguien se digne a despertarme. Por el momento, estoy bien así y más tranquila, sólo quería disfrutar y bueno sé que él sería capaz de entender eso.

Unas horas después…

—_________(tu nombre), despierta... —dijo una dulce y tierna voz.

Era la décima vez que escuchaba eso, pero decidí ignorarlo una vez más. No tenía ganas de despertarme ni nada por el estilo, prefería quedarme dormida por horas y horas ignorando el mundo exterior, era mejor así, pero de pronto me acordé que no era Atlanta, sino ________(tu país) y realmente estaba agotada, pero quería disfrutar el tiempo acá.

—Yaya, ya me levanto —le dije.
—¡Al fin! —exclamó mi abuela triunfante— tú no te despiertas por nada del mundo.
—Es que estaba cansada.
—Ya bueno, entonces ve a ducharte y se te pasa, ¿ya?
—¿Qué hora es? —la miré y vi que ya estaba duchada y con una toalla cubriéndola.
—Son como las 7 de la noche.
—¿Y a qué hora se supone que debo de estar lista? —pregunté.
—Antes de las 9 preferentemente.
—¿Qué? —cuestioné—, ¿a qué hora empieza la reunión de tus amigas?
—A las 9.
—¿Por qué tan tarde? —pregunté.
—Porque es como que una cena.
—Ah ya, pero ¿por qué?
—Una cena de la compañía —sentenció.

(ACLARACIÓN: Compañía donde trabajaba tu abuelo, la misma que tu mamá, sólo que en ________(tu país).)

—¿Y por qué ________(tu abuelo) no va a ir?
—Está que se anima y se desanima, pero creo que se siente mal.
—¿Qué tiene? —pregunté preocupada.
—Creo que le va a dar gripe —me dijo mi abuela.
—¿Con tremenda calor?
—Sí.
—¡Oh! —exclamé— lo peor del mundo es enfermarse en pleno verano.
—Sí, pero te apuesto que ya se le pasa —hizo una pequeña pausa—, ya bueno ve a bañarte.
—Está bien —le dije—, ¿qué me pongo?
—No sé, lo que quieras. Pero es un poco elegante.
—Está bien —le dije— no importa.
—Bueno me voy para que te alistes con tranquilidad.

Mi abuela se retiró de la habitación y fui a bañarme.

Cuando salí de la ducha, me puse a ver qué podría ponerme y finalmente elegí esto: 



Ji


Y me quedé con el collar de Justin, realmente me hacía sentir un poco incómoda ponerme toda esta ropa. No me gustaba andar así, pero sólo quería que mi abuela se sintiera orgullosa de mí y bueno valía la pena arreglarse si se trataba de ella.

Cuando estaba terminando de ponerme bien el arete, mi abuela entró.

—¡Qué bonita _______(tu nombre)! —exclamó ella.
—¿Tú crees? —pregunté.
—Claro que sí, estás hermosa.
—¿De verdad?
—Sí, estás muy bonita —me dijo.
—Bueno, gracias —sonreí, mientras seguía mirándome en el espejo.
—Ven, ven, te voy a tomar una foto —me dijo ella.
—¿Ahorita? —pregunté haciendo un gesto.
—Sí —me dijo—, espera. Traeré la cámara.
—Ok.

Mientras ella fue a traer la cámara, yo me seguía mirando en el espejo. No sé, me veía diferente. Tal vez me veía bonita, de una manera distinta, pensé que arreglada me veía diferente. Era una imagen mía que me agradaba, sería bonito sentirme así todos los días, pero bueeno… rápidamente antes de que mi abuela venga, sonreí frente al espejo en forma de práctica antes de que mi abuela fuera a venir a tomarme la foto. Justo cuando me di la vuelta ella ya estaba ahí esperando.

—Pero ven, baja, para tomarte una foto en la sala.
—Ya, está bien.

Mientras bajábamos me dispuse a preguntarle si mi abuelo iba a ir, así que esperé su respuesta.

—Sí —me dijo ella.

Cuando llegamos a la sala, él estaba ahí sentado esperándonos con la llave del auto en las manos.

—Ya primero tómate una foto con _______(tu abuelo) y luego que te tomen una foto conmigo y finalmente unas tú, ¿ya?
—¡Eso suena a muchas fotos! —exclamé.
—Tú sólo sonríe —me dijo sonriendo; acto seguido, mi abuelo se rió.

Hicimos lo indicado por mi abuela y traté de sacar mi mejor sonrisa para las fotos, aunque por momentos creí que estaba haciendo cualquier cosa menos sonreír. Admito que yo era una persona que sólo podía sonreír bien cuando realmente tiene ganas de hacerlo, esas ganas que te vienen de improviso, sin que te des cuenta o cuando me estoy viendo a mí misma sonreír. Es extraño, pero supongo que esa sería una de las principales razones por la cuál no me gustaba tomarme muchas fotos que digamos o bueno mejor dicho que me tomaran muchas fotos.

—¿Ya? —dije tratando de no dejar de sonreír.
—¡La última! —exclamó mi abuela.
—¡Eso has dicho hace media hora! —me quejé.
—¡Sonríe! —me dijo justo cuando presionó el botón de la cámara para tomar la “última” foto.

Apenas hizo eso, salí “corriendo” —si es que se le podía decir “correr” a eso que traté de hacer, ya que no sabía muy bien manejar los zapatos y también teniendo en cuenta que tenía unos tacos muy altos— hacia la puerta para que no me tomara ni una foto más, a lo que mi abuelo soltó una carcajada.

—Sólo para asegurar que sería la última foto —sonreí.
—Está bien —también se rió ella—, vamos.

Entonces nos subimos al carro y fuimos al club. El viaje era un poco largo, o sea no tanto, sólo que estaba alejado un poco de la ciudad, ellos subieron la música y se pusieron a charlar entre ellos mismos, yo sólo veía mi celular y como mis amigas me ignoraban, ya que ninguna de ellas me había dicho algo desde que llegué o no sé, tal vez ninguna sabía a que hora llegaría, aunque lo dudo pues recuerdo haberle dicho a una par de ellas a qué hora llegaría, pero bueno… parece que mientras más lejos te vas, más rápido te olvidan, pero qué más da… algún día me hablarán y se acordaran que iba a venir a visitarlas y que también nos íbamos a ir de viaje a Londres, pero bueno… con algunas solamente. Aunque estaba dramatizando mucho, pues supuestamente tenía el celular apagado.

Como iba a estar con las amigas de mi abuela, preferí no pasar como malcriada estando con el celular y se lo digo a mi abuela para que me lo guardara. Me quedé contemplando todo el paisaje, mientras íbamos, aunque ya estábamos cerca.

Minutos después…

Cuando llegamos, había un gran toldo blanco, como siempre que había una fiesta de la compañía, así que no me sorprendí y bueno también había bulla y música de fondo, la típica que ponían. Vi que había varias luces, a medida que me acercaba a las escasas escaleras que había para llegar al gran patio donde también había una piscina, pero claro, todo lo tapaba el toldo. Atrás mío estaban mis abuelos, yo sólo caminaba, cuando de pronto parece que hubo un apagón, pues todo se apagó y la música y la charla se acabó.

—Tengo miedo —le dije a mi abuela—, todo está oscuro.

Aunque después de decir eso, me di cuenta que probablemente muchas personas me habrían escuchado.

Di unos dos pasos más para acercarme y poder entrar a donde sería el cóctel: el toldo, pero fue cuando en un abrir y cerrar de ojos oí a un montón de personas gritar “¡SOOOOORPRESA!” y las luces se prendieron y pude ver a un montón de mis amigas, amigos, compañeros y gente conocida.

Yo no sabía que decir, realmente estaba muy impresionada y me quedé con la boca abierta. El corazón me latía a mil por hora. Un montón de personas se acercaron a abrazarme y gritar mi nombre.

—¡Te extrañaaaaamos! —exclamaron en coro mis amigas.
—Aún no lo puedo creer —dije—, ¿de verdad estoy acá o sólo estoy soñando?

Jamás me lo hubiera imaginado, pero ahora que está sucediendo tengo miedo que sea uno más de mis sueños, aunque lo dudo demasiado, pues parecía tan real.

De pronto comenzó a sonar la música.

—¡Estás acá! —exclamó Ximena mientras me abrazaba— y estás muy bonita, el cambio te ha venido bien.
—¿En serio?
—Sí, estás hermosa —me dijo otra amiga.
—¿Y cómo has estado? —me preguntó Alyssa, otra amiga.
 —¡Bien! —exclamé—, aunque ahora mucho mejor que estoy acá…

Justo cuando estaba por seguir hablando, mis abuelos me tocaron el hombro…

—Nosotros te esperemos, ¿ya? —me dijeron mis abuelos mientras caminaban al comedor que como pude ver, se encontraban sus amistades.
—Está bien —le contesté.

Les sonreí, y pensé agradecerles en ese preciso momento, pero preferí esperar hasta más tarde y hacerlo con más paciencia, pues ahora estaba con mis amigas y realmente estaba muy feliz.

—Les tengo que contar muchas cosas —les dije a ellas.
—Y nosotras a ti —me dijo Valentina.
—Sí, pero bueno ya tendremos mucho tiempo para hablar de eso, pero ahora… ¡a disfrutar la fiesta! —exclamó Ximena, mientras me jalaba.

Cuando estábamos caminando, realmente me sorprendí por la cantidad de personas que había en esta fiesta. Vi un montón de caras conocidas, un montón de ellas me traían varios recuerdos, y también vi a personas que aunque no me trajeron el mismo recuerdo —no me refiero a malos recuerdos, sencillamente a una sensación diferente—, pero tenía el presentimiento de que iba a hacer una buena fiesta. Este tipo de fiestas me hacía recordar a Christian, no sé por qué, pero sentía como si él estuviera ahí, aunque sé que es imposible, pero realmente preferí no tomarle importancia a eso, pues eso dije que haría cuando vendría o hasta ¿quién sabe? Tal vez alguien me ayude a olvidarlo esta misma noche, aunque también extrañamente me puse a recordar a Justin cuando estuvo conmigo en una fiesta cuando Christian se puso estúpido conmigo, pero ya “¡basta!” prácticamente le grité a mi cerebro para no seguir recordando ese tipo de cosas.

—¿En qué piensas? —me preguntó Ximena.
—En nada —dije sonriendo.

Vi que había una barra donde servían bebidas alcohólicas o preparaban cócteles eso supuse, pues vi botellas con vodka, ron e incluso latas de cerveza. No sé como diablos pudieron convencer a mis abuelos de que hubiera eso, pero definitivamente ahí estaban.

—¿Cómo consiguieron que hubiera una barra? —pregunté.

Las tres se rieron, pero decidí sólo mirarlas a ver si decían algo más.

—¿Sólo piensan reírse? —pregunté.
—¡Largaaaaaaa historia! —exclamó Valentina.
—Bueno, me la contaran luego.
—Sí, porque ahora vamos a bailar —me jaló nuevamente.

Yo solamente reí, pero realmente no sabía que hacer. O sea me gustaba estar en fiestas, pero a veces cuando llegaba a las fiestas tenía ganas de todo menos de bailar, pero esta vez era diferente. Mientras pasaban las personas, me saludaban, yo sólo sonreía y correspondía su saludo.

—Mira quién viene… —susurró Alyssa.
—¿Quién? —pregunté haciendo un gesto.

Ximena me miró con la misma cara que me ve siempre que digo o hago algo de una forma a la que yo llamo imprudente, pero ella prefiere insultarme y decirme “retrasada”.

Apenas me di la vuelta, lo vi. Estaba tan perfecto, ¡después de mucho tiempo lo miraba! Ya habían algunas cosas que me había olvidado acerca de él, pero ahora estaba acá nuevamente…  


.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Sé que debería de darme vergüenza subir otro capítulo después de tanto tiempo, pero ¡hay un conjunto de Polyvore! Las quiero mucho chicas, tengo que dormirme :( ¿sí? Cuídense <3 antes="antes" cap="cap" de="de" muuuuy="muuuuy" muy="muy" nbsp="nbsp" pero="pero" pronto.="pronto." pues="pues" salgo="salgo" salir="salir" span="span" subir="subir" tratar="tratar" tulo="tulo" un="un" vacaciones="vacaciones">

Vale


miércoles, 21 de noviembre de 2012

Cap. 110°: "Como en los viejos tiempos..."

Tumblr_mdp54562yq1rqdfhmo1_400_large


—Sí, lo sé…

Hubo un silencio incómodo, lo cuál me pareció raro porque mi abuelo era de esas personas que hablaban hasta por las orejas, siempre tenían un tema de conversación aunque sea para sacarte una sonrisa, pero ahora diferente. Sé que si le decía lo del embarazo probablemente se enoje demasiado, aunque sé que no sería por mi mamá, sé que sería por mí, porque yo sabía que una de las cosas que más odiaban mis abuelos era que fuera infeliz, y que ellos darían todo lo posible por verme feliz.

—¿Qué es de almuerzo? —pregunté para romper el hielo.
—¡Sorpresa! —exclamó él con una sonrisa como si todo volviera a la normalidad.
—Mmm… bueno está bien —lo miré sonriente—, iré a mi habitación a dejar mis maletas, ¿está bien?
—Ya —dijo él—, te muestro cuál es.

Me pareció un poco raro que me dijera “te muestro cuál es” ya que sólo había una habitación más, pero yo nunca tuve acá pues tenía mi casa, así que pensé que tal vez habrían hecho una habitación más, pero no importó, sólo lo seguí.

Agarré la maleta más pesada y con cuidado para no malograr el piso ni las escaleras la fui subiendo, ya que si aparecía una raya en el piso lo más probable es que mi abuela me matara, ya que ella era la persona más ordenada y limpia del mundo y detestaba que le malograran las cosas. Cuidaba cada una de sus cosas con su vida.

Tumblr_machpnehey1r113f8o1_500_large
—Llegamos —dijo él apoyado en el marco de la puerta.
—¡Wooooooow!  —exclamé realmente impresionada.

Definitivamente era la habitación perfecta para mí, sencillamente era perfecta y la amaba. Me enamoré. Era sencillamente hermosa, bella. 

 —¿Te gustó? —me preguntó mi abuelo.
—¿Qué si me gustó? —lo miré—, me encantó.

Y dicho eso me volteé para abrazarlo fuertemente, era bellísimo.  

—¡Muchísimas gracias! —exclamé— ¡eres el mejor! Bueno, los dos. 


—Sí, lo sé…

Hubo un silencio incómodo, lo cuál me pareció raro porque mi abuelo era de esas personas que hablaban hasta por las orejas, siempre tenían un tema de conversación aunque sea para sacarte una sonrisa, pero ahora diferente. Sé que si le decía lo del embarazo probablemente se enoje demasiado, aunque sé que no sería por mi mamá, sé que sería por mí, porque yo sabía que una de las cosas que más odiaban mis abuelos era que fuera infeliz, y que ellos darían todo lo posible por verme feliz.

—¿Qué es de almuerzo? —pregunté para romper el hielo.
—¡Sorpresa! —exclamó él con una sonrisa como si todo volviera a la normalidad.
—Mmm… bueno está bien —lo miré sonriente—, iré a mi habitación a dejar mis maletas, ¿está bien?
—Ya —dijo él—, te muestro cuál es.

Me pareció un poco raro que me dijera “te muestro cuál es” ya que sólo había una habitación más, pero yo nunca tuve acá pues tenía mi casa, así que pensé que tal vez habrían hecho una habitación más, pero no importó, sólo lo seguí.

Agarré la maleta más pesada y con cuidado para no malograr el piso ni las escaleras la fui subiendo, ya que si aparecía una raya en el piso lo más probable es que mi abuela me matara, ya que ella era la persona más ordenada y limpia del mundo y detestaba que le malograran las cosas. Cuidaba cada una de sus cosas con su vida.

—Llegamos —dijo él apoyado en el marco de la puerta.
—¡Wooooooow!  —exclamé realmente impresionada.

Definitivamente era la habitación perfecta para mí, sencillamente era perfecta y la amaba. Me enamoré. Era sencillamente hermosa, bella. 

—¿Te gustó? —me preguntó mi abuelo.
—¿Qué si me gustó? —lo miré—, me encantó.

Y dicho eso me volteé para abrazarlo fuertemente, era bellísimo.  

—¡Muchísimas gracias! —exclamé— ¡eres el mejor! Bueno, los dos.
—Bueno, te dejo para que te instales.
—Está bien —sonreí.

Lo primero que hice fue tirarme encima de la cama como una niña pequeña y me puse a revisar cada cosa que había en esa habitación. ¡Estaba hecha para mí! Hacía que estar aquí, fuera una de las cosas que más amaba en el mundo aunque sin tener esta habitación igual lo sería.

Dejé mi maleta a un costado y me di cuenta que en mi habitación también tenía un baño. Yo sé que no venía hace algunos meses a esta casa, pero jamás había un baño acá. Así que supongo que mis abuelos realmente estaban emocionados porque vuelva lo que realmente me alegraba. Pensaba estrenar la ducha, pero realmente me moría de hambre y quería ir a almorzar por eso, bajé las escaleras para ir a la cocina.

-En la cocina-

Me di cuenta que mi abuela acababa de terminar de hablar con mi mamá, después de casi media hora.

—¡Al fiiin! —exclamé cuando me entregó el celular—, ¿y qué tal todo?
—Bien —pude ver una sonrisa en su rostro.
—¿Habló con ________(tu abuelo)? —pregunté.
—Sí, justo me acaba de entregar el teléfono. No hablaron mucho tiempo, pero sí… lo hicieron.
—¿Y ahora todo está bien? —cuestioné con una sonrisa esperando que la respuesta sea un “sí”.
—Sí —afirmó—, todo está bien.
—Bueno, ¿y comemos? —dije sonriendo.
—Está bien, ya sirvo —dijo ella.
—No, yo te ayudo.
—No, no, ve y siéntate y conversa con ________(tu abuelo).
—Está bien —acepté—, pero sólo porque estoy cansada, pero a la próxima sí te ayudo.

Aunque yo sabía que una de las cosas que más odiaba mi abuela era que yo le esté ayudando en este tipo de cosas porque pensaba que esas eran cosas que yo no debía de hacer, y siempre estuvo en desacuerdo cuando mi mamá me hacía recoger el servicio, pero bueno, ella jamás me dijo que sirviera la comida, pero como ya estaba acá y mi mamá me había dicho que debía de “ayudar”, no quería terminar siendo una carga, sino más bien ayudarlos para que se sientan augustos con mi presencia, aunque sabía de antemano que era así.

Me fui a la mesa y me puse a conversar con mi abuelo de cómo estaban las cosas o bueno lo típico que conversar con una persona que no ves hace mucho tiempo, era una de las cosas más fácil y agradables del mundo sostener una conversación con mi abuelo, claro, siempre y cuando no haya ningún televisor enfrente de él, pues debía de decir que era su vicio, si tuviera vida se casaría con el televisor.

—¿Cuántas horas son de diferencia? —me preguntó él.
—Más o menos unas 6 horas.
—O sea que para ti serían más o menos las 7 de la noche.
—Algo así —le dije—, pero supongo que ya me acostumbraré.
—Sí, pero mañana te quedarás dormida hasta tarde. ¡Vas a ver!
—No creo —dije soltando una carcajada—, no gastaría mi día inútilmente durmiendo.
—¡Te acordarás de mí!

En ese preciso momento,  vino mi abuela con un gran plato de ensalada de manzana para que nos sirviéramos. Era mi ensalada favorita, aunque mayormente la comíamos en Navidad.

—¡Ensalada de manzana! —exclamé—, ¡qué rico!
—Justo me acordé de ti cuando la iba a preparar —me dijo ella sonriendo.
—Gracias —sonreí.

Mi abuela se sentó con nosotras, mientras mi abuelo servía la ensalada en dos platos, cuando terminó, me dio uno a mí y otro para mi abuela.

—¡Ay! —exclamó mi abuela— me olvidé tu plato, espera, ya vengo —dijo ella mientras se levantaba.
—¿Plato? —cuestionó él—, ¿para qué? Si ya tengo.

Y se acercó el plato, bueno, mejor dicho fuente con ensalada.

—¡________(tu abuelo! —dije—, ya pues, ¡no molestes!
—_________(tu abuelo) —dijo riendo—, ya, no la molestes.
—¿Molestarla? —preguntó con una voz exagerada, como si no hubiera hecho nada—, no estoy haciendo nada, sólo voy a comer.
—Ya. No le hagas caso —me dijo mi abuela—, tú sabes como es.
—¡Ay, preciosa! —dijo mi abuelo y me acarició la mejilla—, tú no cambias, ¿verdad?
—Jamás —dije yo.

¿Se acuerda que cuando estaba en Atlanta no comía? Bueno, ahora que estaba acá estaba segura que lo haría. Allá no comía porque estaba en depresión por lo que había sucedido con mi papá, pero ahora que estaba acá no era que me olvidara, pero sencillamente me distraía porque estaba con gente que amaba, que me hacía feliz, y bueno… También mi abuela cocina demasiado rico, y bueno cuando yo vivía aquí siempre me peleaba por la comida, aunque sea por un grano de arroz, pero igual lo hacía.

Mi abuela volvió a la mesa con un plato para que mi abuelo se sirviera y comenzamos a hablar.

—________(tu nombre), estás un poco pálida —me dijo mi abuela—, también te vi un poco pálida en el aeropuerto, pero ahora te veo más pálida. ¿Estás bien?
—Sí —contesté—¸supongo que por el viaje.

Obviamente yo sabía que no era por eso, era porque no estaba comiendo tanto, pero tampoco le quería decir nada, sería preocuparla por las puras porque ya estaba comenzando a comer mejor  y seguramente a mi abuela le daría un ataque, porque ella se preocupa demasiado por estas cosas.

—Está bien —dijo ella—, pero si te sientes mal no dudes en decírmelo a mí o a ________(tu abuelo), ¿ya?
—Ok —sonreí—, no te preocupes.

Seguimos comiendo, hasta que terminamos la ensalada y mi abuela se levantó a traernos el segundo. Trajo una fuente de fideos y luego otra con asado. 

—¡Fideos con asado! —exclamé.

Amaba cuando mi abuela preparaba fideos, sea como sea, los preparaba deliciosos. Definitivamente, amo como cocina.

Me serví, igual que todos y nos sentamos a conversar y comer como antes. Hablábamos de varias cosas.

—Oigan… —dije—, ¿puedo pedirles un favor? —le pregunté.
—Claro —respondió mi abuelo.
—¿Me pueden llevar un día de estos al cementerio a ver a mi papá?

Vi como sus rostros que segundos antes habían estado con varias sonrisas y hasta riendo de pronto se convirtieran en seriedad. Ellos sabían que eso me dolía, tal vez era el porqué de tanta seriedad después de haber estado tan felices.

—¿Podrían? —volví a decir para que me respondieran.
—Cuando quieras preciosa —dijo mi abuela.
—Sí, no te preocupes. Cuando tú quieras.

Quería pedirlo ahora que los dos estaban presentes para que de todas maneras pueda ir. De verdad quería ir, de verdad quería hacerlo, sólo quería tener un tiempo con él ya que no tenía otra forma de hacerlo y más aun que ahora estaba acá.

—Gracias —sonreí.

Seguimos platicando de varias cosas, ninguna en especial.

—¿Voy a poder ver hoy a mis amigas? —pregunté.
—Si deseas —dijo mi abuela—, pero ¿no quieres descansar primero? Y bueno, en la noche quería que me acompañaras un rato al club.
—Sí bueno, estoy muerta —dije—, pero ¿por qué al club?
—Porque tengo una reunión con mis amigas y te querían ver, ¿me acompañas?
—Bueno, está bien.

Me pareció un poco raro, ya que normalmente a esas reuniones sólo habían señoras y nunca habían personas de mi edad, pero bueno también había la razón de que me había ido por algunos meses y la gran mayoría de las amigas de mi abuela me conocían desde que nací o tal vez mucho antes, si saben a lo que me refiero.

—Pero bueno, me despiertas cuando quieras ir para que me des tiempo para ducharme y todo eso —le dije.
—Ok.
—Supongo que mañana veré a mis amigas, entonces —dije.
—Sí —dijo ella—, porque no creo que ahora tengas tiempo.
—Bueno y aparte de eso no tengo como comunicarme con ellas —les dije—, o sea por BBM, pero están en el colegio y todo eso. Supongo que ya saben que llegué, aunque ninguna me habló y no tengo batería para hablarles y me da flojera.
—Pero bueno, ya tendrás tiempo. Acabas de llegar, todavía te faltan unos días —me dijo mi abuelo— y podrás disfrutar plenamente.
—Sí, y bueno no tenía muchas ganas de salir.

Realmente me moría por ver a mis amigas, pero también estaba agotada y bueno como iré al club tal vez veo a  alguna “tía” o a alguna de las mamás de mis amigas cosa que ya me puedo contactar con alguna de ellas y ¿quién sabe? Tal vez mis amigas están ahí, aunque lo dudo demasiado, ya que si lo pensamos bien ellas no tendrían nada que hacer ahí.

—Quiero un perro —dije inoportunamente.
—¿Para qué? —me preguntó mi abuela— si siendo realistas, no lo vas a cuidar y aparte hay que darles mucha atención, hay que estar muy pendientes de ellos, etc.
—Pero yo sí lo voy a querer y voy a hacer que sea feliz —le dije a mi abuela.
—¡Vas a ver como te dura eso una semana! —dijo ella—, tu mamá y tu tía han tenido 7 perros y quién al final se encargó fui yo.
—Pero yo no soy como ellas, yo soy diferente, más responsable —le dije poniendo una entonación especial para tratar de hacerlo más realista.
—Puedes ser todo lo que tú quieras —me dijo mi abuelo—, pero a la hora de la hora vas a ver que no vas a cambiar en lo absoluto.
—¿Por qué no son capaces de confiar en mí? —les pregunté—. Ya voy a cumplir 15 años, se supone que ya soy grande y lo suficiente madura como para poder hacerme responsable de una pobre criatura.
—Nadie dice que no —trató de arreglarlo mi abuelito.
—¿Nadie dice que no? —cuestioné— ¡lo dijeron descaradamente ¿y ahora lo niegan?!
—Pero hazme caso —dijo mi abuela casi interrumpiéndome—, vas a ver que al final te vas a aburrir y ni les vas a hacer caso.
—¡No es eso!

Seguimos discutiendo un rato más sobre el tema, hasta que terminamos de comer y yo agarré mis platos para llevarlos a la cocina.

—No los lleves —me dijo mi abuela—, yo los llevo.
—No, yo no soy ninguna inválida y te puedo ayudar —le dije a mi abuela.

Realmente, a mí no me gustaba ayudar a nadie, cuando mi mamá me decía lo hacía con la peor cara del mundo porque realmente odiaba levantar mis platos y porque después de eso tenía que lavar el servicio, pero con mi abuela era diferente, porque ella me consentía en todo y me gustaba ayudarla para no ser una carga para ella y más ahora que estaba en esta situación.

—Provecho —le dije, sonreí y los levanté—, gracias, estaba rico todo.
—Provecho —me respondieron los dos en coro.

Cuando fui a dejar mis platos a la cocina, estaba también mi abuela lista para lavar el servicio.

—¡Estoy muerta! —exclamé.
—Bueno, corre a descansar —me dijo mi abuela— cosa que estás bien para ir a la reunión de la noche, ¿te parece?
—Está bien —contesté sonriendo—, iré a mi habitación, ¿sí? Me levantas con anticipación para bañarme y arreglarme.
—Ok. Ve, no te preocupes, yo te despierto.

Fui corriendo a mi habitación. A esa habitación tan perfecta y me tiré en la cama para dormir un rato.

—¿Por qué no me hablaste durante todo este tiempo? —me preguntó.
—No lo sé —respondí secamente sin mirarlo a los ojos—, ¿importa demasiado?
—¿Importa demasiado? —cuestionó incrédulamente—, no sé, dime tú.
—No quería hablarte y ya —sentencié.
—¿Por qué? ¿Qué te hice? Todo estaba tan perfecto… —terminó la oración sin ánimos y con nostalgia.
—Porque no me quería sentir culpable cuando hiciera algo. No quería tener el remordimiento todo el día en mi cabeza… ¡entiende!
—¿Cuándo hicieras algo? —cuestionó torpemente.
—Sí —respondí casi en un susurro.
—¿Qué hiciste? —preguntó él como si no sintiera absolutamente nada en ese momento.
—…